La vida da muchas vueltas y son innumerables las razones que una persona puede tener para desear dar un giro radical en su carrera profesional. En mi humilde opinión, el solo hecho de plantearse cambiar de carrera profesional dice mucho a favor de quien se lo propone.
Lo primero que me gustaría destacar es que ese giro es realmente transición, y lleva tiempo, por lo que es absolutamente necesario disponer de alguna otra fuente que nos permita afrontar económicamente dicha transición.
Aprovecha tu experiencia previa para cambiar de carrera profesional
El cambio de carrera profesional – y, con ello, de situación personal y familiar – cuando se tiene cierta edad y experiencia en otros sectores (aunque parezca que nada tengan que ver con los servicios lingüísticos) hace que los inicios en la nueva actividad sean muy distintos a los de la anterior y, en muchos casos, única.
Al verlo ahora, con el paso del tiempo, yo empezaría estudiando la manera de adaptar nuestra trayectoria anterior al nuevo sector y, en cierto modo, darle la forma que nos pueda llevar a promocionarnos y hacer clientes, que es de lo que vamos a vivir. No debemos intentar “vender” únicamente nuestras competencias lingüísticas, que por supuesto, sino también las profesionales adquiridas con anterioridad.
Todos erramos y, como existen errores en relación con la inexperiencia que son comunes a todos los sectores, la buena noticia es que muchos de ellos no los vamos a repetir porque ya los traemos aprendidos.
Aprende a conseguir tus primeros encargos de traducción
Para empezar, hay que tener ese primer encargo que nos permita hacer el primer cliente y esto, perdonadme la expresión, es la madre del cordero (porque al primero le seguirán otros).
Personalmente, no conozco fórmula más eficaz para conseguir ese primer encargo que a través de otros traductores o intérpretes. Que sean ellos los que os sugieran para un primer trabajo. Para relacionaros con el gremio y conocer gente, podéis asistir a congresos o talleres de traducción e interpretación, y en muchas ciudades de España existen grupos de traductores e intérpretes que quedan de forma regular para charlar y tomar unas cervezas. Hay que salir.
No debemos olvidar la forma jurídica bajo la que vamos a trabajar al cambiar de carrera profesional, generalmente la de profesional autónomo (o Sociedad Limitada, o en el Régimen General cuando se den las circunstancias, etc.) y me gustaría destacar la extrema importancia de contar con los servicios de un buen asesor fiscal, contable y laboral. Los futuros clientes nos van a solicitar infinidad de documentos y una respuesta rápida, profesional y completa es muy buen signo.
Cuando intentemos establecer contacto con las agencias de traducción, es esencial saber cómo dirigirnos al empleador, la impecable redacción de los correos electrónicos, en el registro adecuado y dirigidos a la persona correcta (deseablemente, a través de un contacto común). Debemos tener claro qué tipo de servicios vamos a ofrecer en función de nuestras especializaciones (médica, jurídica, financiera, técnica, etc.), generalmente determinadas por la titulación o, en su caso, experiencia previa.
Pero, probablemente, no nos queramos quedar en el papel de meros intermediarios entre el gestor de proyectos y el cliente final y, si queremos atraer clientes directos, creo que no debemos vendernos únicamente como traductores o intérpretes, sino como consultores lingüísticos con experiencia en el sector correspondiente (para lo que deberemos conocer el contexto); no ofrecer servicios, sino una propuesta o solución razonada a las necesidades del cliente, confirmando en la misma nuestra disponibilidad, condiciones y precio. Esta función de asesoría lingüística se hace más necesaria, si cabe, en la interpretación.
No descuides la promoción y tu presencia en redes sociales
Bajo un punto de vista estrictamente personal, el profesional autónomo trabaja y se promociona al mismo tiempo, no tiene un horario comercial (es un estado mental) y debe estar siempre “despierto”. En este sentido, una vez más, las relaciones públicas y el contacto físico son esenciales, aunque solo sea como punto de partida.
Mención aparte merece el buen uso de las redes sociales. Atender únicamente a fuentes serias y no a majaderías, que abundan. Establecer claramente el tipo de contactos y pensar muy bien las publicaciones. Como en las traducciones, ponerse siempre en la piel del lector.
La traducción se perfecciona traduciendo y la interpretación, interpretando. Los principios no son fáciles y sería un error dejarnos influenciar por todo lo que podamos ver o leer en las redes sociales. Nada supera al sentido común, y sois vosotros los que tenéis que echar vuestras cuentas y decidir lo que debéis o no debéis hacer. Por supuesto que todos tenemos mucho que aprender, pero nadie nos va a decir cómo o cuándo tenemos que trabajar o las tarifas que tenemos que cobrar. Hay que ser éticos pero también hay que pagar las facturas.
Lo increíble, y realmente motivador, es que en nuestro trabajo no hay fronteras y podemos buscar clientes en cualquier parte del mundo (es importante el alta en el Registro de Operadores Intracomunitarios para el caso de clientes de la UE).
No quiero terminar sin desear lo mejor a quienes se decidan a cambiar de carrera profesional y emprendan este nuevo camino profesional en el sector de la traducción. Lo más importante es rodearse de las personas adecuadas. Hay muchas que ya han pasado por una situación parecida y podrán ser de gran ayuda.
Y tú, ¿te estás planteando cambiar de carrera profesional y dar el salto al mundo de la traducción?
¡Empezamos el 12 de septiembre!
Y si prefieres empezar en octubre…