Los glosarios son una de las herramientas más utilizadas en el mundo traductoril hoy en día, junto con otras a las que se puede acceder en línea para resolver ciertas dudas. Sin embargo, este recurso no solo puede ayudarnos a consultar nuestras dudas como traductores, sino que también nos ayudará a memorizar y ampliar nuestro conocimiento. Pero, ¿cómo podemos elaborar un glosario que sea verdaderamente útil y satisfaga nuestras necesidades? Bien, vamos a ver ciertos puntos clave para que esta herramienta sea tu mejor aliada cuando tengas que enfrentarte a una traducción.
En primer lugar, elige la plataforma que más se ajuste a tus necesidades. Crear un Excel suele ser la decisión más popular, pero, en ocasiones, una tabla de Word «a la vieja usanza» también puede servir. En mi caso, suelo optar por un Excel, ya que me permite tener una visión más completa del documento en general y me resulta más útil. Sea cual sea tu elección, asegúrate de que te sientes a gusto con el formato para poder empezar a trabajar.
Una vez hemos tomado la primera decisión, el siguiente paso es crear una tabla donde podamos insertar diferentes columnas para dividir nuestro glosario en secciones. Normalmente, se cree que con incluir una columna con el término origen y otra con el término meta es suficiente, pero ¡NO! Es obvio que estas dos secciones son imprescindibles, pero, como ya sabemos, no siempre hay un equivalente para toooooodos los términos que consultamos. Por eso, lo recomendable es incluir una columna donde se puedan añadir comentarios. Aquí, podemos incluir notas (por ejemplo, el tipo de texto en el que hemos encontrado el término, alguna aclaración, si es un false friend, etc.). Estas notas nos ayudarán a aclarar ciertas dudas la próxima vez que consultemos el término, pero también nos facilitarán la tarea de memorizar y comprender lo que estamos buscando.
Si se trata de un Excel, puedes crear una hoja para cada ámbito de especialidad, si es que hay más de uno. Por ejemplo: una hoja para términos jurídicos, otra para términos médicos u otra donde solo se incluyan términos propios de textos donde se trate un tema en concreto. Sin embargo, si prefieres crear un glosario para cada especialidad, es decir, un documento para cada ámbito (sanitario, jurídico, técnico, general…) —este suele ser mi método favorito—, no te olvides de organizarlo por hojas. Por ejemplo, en el glosario médico podemos incluir una hoja por cada enfermedad o tema que trates en tus traducciones. De esta manera, si necesitas consultar términos relacionados con la diabetes y ya has creado una hoja sobre este tema en tu glosario del ámbito sanitario, solamente tendrás que ir a la hoja correspondiente y buscar lo que necesitas o ampliarlo. Fácil, ¿verdad? Lo más complicado de elaborar un glosario es mantener el orden, así que procura que esté todo organizado, porque cuando tenemos varios archivos del mismo tipo sueltos por el escritorio, encontrar lo que estás buscando es peor que buscar una aguja en un pajar. Así que, ¡que haya orden en tu escritorio!
El siguiente paso es ordenarlo a tu gusto. Si hablo de preferencias personales, mi elección suele ser ordenarlo alfabéticamente porque me agiliza el proceso de búsqueda. Si este método no es el que mejor funciona para ti, puedes probar a ordenarlo por categorías gramaticales o, incluso, por orden de aparición en ciertos tipos de textos que son más estructurados (actas de nacimiento, informes periciales, certificados de notas…). Todo es cuestión de encontrar lo que más te encaje.
Por último, nunca dejes de ampliar tu glosario. Tu glosario será tu memoria cuando esta te falle, así que debes ser constante y no abandonarlo. Al principio puede que consigas recordar todos los términos que buscas, pero cuando hayas consultado diferentes páginas web, diccionarios, tesauros o hayas traducido textos totalmente diferentes unos de otros, lo más probable es que no te acuerdes de la primera palabra que escribiste en aquel documento que creaste hace tiempo. Así que, friendly reminder: tu glosario es tu mejor amigo.
Como ves, no hay un método único e infalible para elaborar un glosario perfecto porque, como todo, siempre es cuestión de preferencias y la perfección no existe. Sin embargo, con estos consejos seguro que el proceso es más fácil y consigues dar con un método que se ajuste a ti. Y no olvides las dos reglas básicas: orden y constancia. ¡Suerte con tus glosarios! 🙂