De alguna manera podemos afirmar que hoy en día «lo técnico» domina nuestra vida cotidiana, ¿quién no tiene un aparato electrónico en casa? ¿Una tele? ¿Una tableta? Y, aunque pensemos que todos estos artefactos son fáciles de usar y que cada vez los hacen más intuitivos, no siempre lo son. Además de estos cachivaches, hay otros que requieren, digamos, ciertos conocimientos más profundos o, al menos, más complicados. Pensemos, por ejemplo, en los paneles solares o en el mantenimiento de plantas industriales. Casi todos estos productos vienen con «manual de instrucciones, pero ¿quién se encarga de traducirlos?
Nos topamos de lleno entonces con la necesidad de traducir un lenguaje especializado que el traductor técnico debe conocer, dominar y comprender en ambas lenguas, la de origen y la de llegada, y que se caracteriza principalmente por ser claro, objetivo, impersonal, referencial y biunívoco.
Con independencia de esta necesidad que hay que cubrir, evidentemente, con formación, existen unas herramientas que ayudan al traductor técnico en dos aspectos muy importantes: la calidad y la rentabilidad. Un texto traducido de calidad es garantía de continuidad con el cliente; y que el texto sea rentable es una satisfacción y una ventaja para el traductor. ¿Acaso no querríais ahorrar tiempo en ciertos procesos y seguir manteniendo una calidad impecable en vuestra traducción?
Tipos de herramientas
Podemos distinguir dos tipos de herramientas indispensables para la traducción técnica: las fuentes de documentación y las herramientas tecnológicas.
En cuanto a las primeras, un traductor técnico debe saber dónde buscar y de qué fuente fiarse, pues, a diferencia de lo que muchos piensan, no somos diccionarios con patas. Debemos consultar buenos diccionarios monolingües y bilingües, tanto en papel como en línea. El «Beigbeder» (BEIGBEDER, F. Diccionario técnico inglés-español, español-inglés. Díaz de Santos, 2ª ed. 2006) es un diccionario físico que se salva una y otra vez de la extinción por su valor, utilidad e importancia. Pero no podemos olvidarnos de la rapidez y la inmediatez que nos dan los diccionarios en línea, echadle un vistazo a este diccionario técnico-científico de nuestra ilustrísima RAE en el que, además de las definiciones en español, algunas veces aparecen las traducciones en otros idiomas: https://enclavedeciencia.rae.es/contenidos/inicio. No obstante, aunque en Internet —nuestro gran aliado y enemigo a la vez— podemos encontrar de todo, recursos, glosarios, textos paralelos, corpus, bases de datos terminológicas, blogs, etc., lo importante es saber quién los escribe. Si encontramos un texto paralelo sobre medidas antiincendios de la IRENA, tendrá más fiabilidad que si está escrito por Pepito de los Palotes, que puede que no sea traductor. Además, podemos acudir a fuentes directas, como, por ejemplo, la página web en inglés del cliente o el informe de un organismo internacional en los que aparecen imágenes que ayudan a identificar un concepto.
Respecto de las segundas, las que nos hacen la vida más fácil porque nos ahorran tiempo y nos llegan a dar grandes sorpresas, destacamos varias herramientas de traducción asistida (TAO) —SDL Trados Studio, memoQ, CafeTran, WordFast, OmegaT—, las hay para todos los gustos y bolsillos. Hace años un cliente me encargó la traducción de varios informes técnicos —con listas larguísimas de tecnicismos— y, en aquel momento, la hice con la herramienta TAO que utilizo. Y así empecé a construir —más bien fue la máquina— una memoria de traducción de ese cliente y de ese género textual en concreto, de modo que, años más tarde, cuando me vuelve a mandar hace unos meses esos informes actualizados, me encuentro con que uno de los archivos ya tenía el 75 % traducido y los otros dos, un 50 %. ¿A que da gustito? No sabéis cómo se disparan los niveles de serotonina en ese momento. Las TAO nos permiten mantener la coherencia textual, tener identificados los tecnicismos y las repeticiones y ser rentables.
¿Habéis utilizado alguno de estos recursos o herramientas para traductores técnicos? Son solo unos pocos, pero podéis empezar por ellos.