La Lengua de Signos, la gran desconocida de las lenguas en nuestro país, ha aumentado su uso en España en un 105% desde 2008 en usuarios sordos o con discapacidad auditiva mayores de 5 años. En nuestra vida diaria nos encontramos con pinceladas de esta lengua desconocida para muchos; quizá en la televisión, porque hemos hecho zapping y nos ha salido un programa con un cuadro pequeño -muy, muy pequeño- a la derecha de la pantalla que contenía a una persona haciendo gestos con las manos o quizá nos hemos encontrado con ella por ser una de las modalidades que se estudia en algunas universidades que ofertan el Grado en Traducción e Interpretación. Sea como fuere, la Lengua de Signos existe y está creciendo, como podemos ver en el informe publicado en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), pero, ¿qué sabemos sobre ella y la modalidad de interpretación a la que representa?
La Lengua de Signos, según la Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid (FeSorCam) es la lengua natural de las personas sordas. Es una lengua de carácter visual, gestual y espacial, con gramática propia, que reúne todas las características y cumple las mismas funciones que cualquier otra lengua, que permiten expresar sentimientos, opiniones, transmitir conocimiento e incluso declamar poesía. Está reconocida por la Ley 27/2007 y se divide en dos principales en nuestro país: la Lengua de Signos Española (LSE) y la Lengua de Signos Catalana (LSC).
Por ser una lengua como cualquier otra, los usuarios tienen el derecho a ser provistos de servicios de interpretación, como así regula la ley mencionada anteriormente. Como bien sabemos, son muchas las situaciones en las que estos no se ofrecen en servicios públicos o en empresas externas, por lo que el usuario en este caso no puede comunicarse y pierde el derecho a acceder a la información.
Un intérprete de Lengua de Signos, como en las otras modalidades, ha de estar correctamente formado y en contacto con la comunidad sorda, ya que estos son un apoyo fundamental y una conexión con el “mundo oyente” que les rodea. Para ello, se creó el Grado en Lengua de Signos Española y Comunidad Sorda, que puede estudiarse actualmente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Son muchas las iniciativas por parte de centros escolares en los que estudian alumnos sordos o con discapacidad auditiva que abogan por la promoción de la lengua mediante cursos de todos los niveles. Estos están pensados para todos aquellos que quieran aprender la lengua para integrar en la etapa escolar a sus compañeros y amigos. También, desde estas, se pretende fomentar la Lengua de Signos entre padres oyentes de niños sordos, para que aprendan desde pequeños su lengua natural, como hemos podido leer en la definición anterior.
Es crucial que eduquemos desde pequeños sobre la Lengua de Signos en las aulas para normalizar el vehículo por el que se comunican y expresan su realidad diariamente miles de personas y que fomentemos la interpretación en Lengua de Signos como una modalidad más entre las que elegir en Traducción e Interpretación. Así, poco a poco, podrá alcanzar un estatus superior que permita a todas las personas sordas o con discapacidad auditiva vivir y disfrutar de esta lengua tan rica y fascinante sin prejuicios de ningún tipo.