Empecemos por el principio: ¿Qué es eso del SEO?
Quizás lo sepas ya o hayas oído hablar de ello, el acrónimo S.E.O. responde a Search Engine Optimization.
El SEO es un conjunto de técnicas cuya finalidad principal es la aparición en la primera página de resultados de Google u otro buscador en internet de una página web, un blog o un contenido. El SEO no es física cuántica pero sí requiere del aprendizaje de técnicas y herramientas concretas. Para alcanzar sus objetivos, el SEO centra sus acciones en 3 aspectos principales de una web: la estructura, los textos y el uso de las palabras clave. Los expertos SEO dominan técnicas tanto on-site (dentro de la propia página) como off-site (mediante técnicas externas).
¿Ya presientes que algo tenéis que ver el SEO y tú?
¡Pues sí! Para empezar, los textos y las palabras clave. El primer paso para entender el SEO es dominar el concepto de palabras clave, es decir, aquellas palabras o conjunto de palabras que tecleamos en nuestros ordenadores o teléfonos cuando buscamos algo en internet: “un coche de segunda mano”, “una camisa de lino”, “un dentista de urgencia”. Vamos, todo lo que se te pueda pasar por la cabeza. Estas palabras o términos de búsqueda generan, en tan solo un microsegundo, unos resultados que aparecen (o no aparecen si no has intervenido tú) en Google u otro buscador bajo la forma de páginas web, anuncios, mapas, fotos, etc.
¿Entonces SEO es meter palabras clave en un texto y Bingo?
¡Pues no! No basta con que traduzcas “coches de segunda mano” por “voiture d’occasion” para que se resuelva el problema y que la web de tu cliente aparezca en la tan valiosa primera página de google.fr. Primero, hay que investigar si los usuarios en Francia usan exactamente este término o más bien “voiture d’occase”, te sorprendería incluso la cantidad de usuarios que escriben: “bonne occase bagnole”. El principio básico del SEO es investigar cuáles son las palabras clave y sus variantes más utilizadas antes de traducir literalmente. Así que para cumplir con tu trabajo de traductor de textos de páginas web, deberás investigar mediante herramientas especializadas como Google Keyword Planner qué palabras clave son las más populares. También deberás identificar variantes, sinónimos, combinaciones de palabras, etc. Hasta manejarás herramientas de espionaje como Semrush que te permitirán identificar las palabras clave de los competidores de tu cliente.
¡La lucha por posicionarse en los buscadores es despiadada y las palabras clave son la madre del cordero!
No es difícil de entender. Imagina que te dedicas a vender coches de segunda mano en Madrid. ¿Cuántos vendedores puede haber? ¿100, 200? ¿Cuántos pueden caber en la primera página de resultados de Google? 10, tan sólo 10, así de dura es la lucha. Y si no apareces en estos 10 primeros resultados lo vas a tener crudo para sobrevivir. Quizás te sorprenda saber que en este mundo digital en el que vivimos, las palabras clave tienen un precio: el que está dispuesto a pagar tu competidor a Google para aparecer antes que tú con los términos de búsqueda: “coches de segunda mano”. Así es como funciona la publicidad en Google.
Pero hay más cosas que aprender para traducir en modo SEO. Bienvenido al curioso y divertido mundo de Snipet, Slug, Divi y otros personajes…
Saber traducir en clave de SEO es también aprender cómo funcionan las entrañas de una página web, qué es un CMS como WordPress, un Snipet, un slug, por qué es importante una buena traducción de la meta descripción o cómo debes etiquetar fotos con textos descriptivos. También tendrás que descubrir cuáles son esas palabras mágicas que en otro idioma hacen que el usuario “haga clic” en un botón. Te irás adentrando en otras ciencias muy divertidas aplicadas a la traducción de páginas web, como el copywriting y la escritura persuasiva, el micro-blogging y más cosas por descubrir.

¿Aún tienes dudas de que las empresas se van a rifar a los traductores que dominen el SEO?
Las webs y todos los contenidos digitales son ya el valor más preciado de muchas empresas. Si algo nuevo ha traído la pandemia es la explosión del comercio digital global. Esto significa que cualquier empresa española o extranjera puede estar visible y vender sus productos o servicios en cualquier parte del mundo. Para ser visible y claro, hay que traducir una cantidad ingente de contenidos digitales. La cuestión es que no basta con coger un texto y traducirlo. En cada una de las lenguas traducidas, las empresas deben asegurarse de que los textos y las palabras clave son las adecuadas para los usuarios y sobre todo que la traducción se ha hecho teniendo en cuenta los requisitos del todopoderoso SEO.
No contar con los servicios de un traductor conocedor de las reglas de oro del SEO equivale a no tener ni presencia ni autoridad en Google.
Es decir, simplemente: no existir.