¿Qué es la interpretación consecutiva?
La formación en interpretación consecutiva es la base de la formación de todo buen intérprete, si bien para algunos supone una pesadilla. Para empezar, debemos tener claro a qué nos referimos con eso de «interpretación consecutiva». Pues bien, hablamos de consecutiva cuando el orador pronuncia un discurso y, a continuación, el intérprete lo reproduce en la lengua meta (puede ser un discurso entero o dividirse en fragmentos), a diferencia de la «interpretación simultánea», en la que el intérprete reproduce el discurso en la lengua meta a la vez que el orador lo pronuncia en la lengua origen.
Por tanto, la principal dificultad que presenta la interpretación consecutiva es el desfase temporal, ya que es casi imposible, salvo para algunas mentes privilegiadas, acordarse de un discurso entero tras haberlo oído, sin cambiar ningún dato ni omitir información relevante. Así pues, la memoria desempeña un papel fundamental en el proceso de la interpretación consecutiva, así como la concentración y la escucha activa del discurso, para poder analizarlo mentalmente y sintetizar las ideas que luego vamos a reproducir. No obstante, para poder activar nuestra memoria latente, contamos con una fantástica aliada, como es la toma de notas.
¿Cómo debe ser una buena toma de notas?
Para poder afrontar con éxito una interpretación consecutiva, es fundamental que el intérprete tenga un sistema sólido de toma de notas que le permita escribir poco y ser capaz de reproducir mucho. Si bien existen aspectos comunes que todo intérprete debería aplicar en su toma de notas, no existe un único sistema válido. Más bien podríamos decir que se trata de un camino de descubrimiento personal, en el que cada uno tiene que determinar qué cosas le funcionan y qué no, y que puede estar sujeto a cambios a lo largo de la carrera del intérprete.
Si hablamos de elementos comunes, debemos empezar por mencionar que es necesario contar con el material adecuado para poder tomar notas, esto es, un cuaderno y un bolígrafo si somos más analógicos, o una tableta y un bolígrafo digital si somos algo más tecnológicos. El cuaderno debe tener siempre disposición vertical (con la anilla en la parte de arriba) y, preferiblemente, ser de hoja blanca y tapa dura (esto es para tener un mejor apoyo en caso de que nos toque interpretar de pie). Y aquí viene la regla más importante de todas: solo se escribe por una cara del cuaderno, y una vez llegamos al final le damos la vuelta y escribimos por la otra cara. El objetivo de la toma de notas es facilitar y agilizar la reproducción del discurso, y esto es inviable si tenemos que estar dándole la vuelta constantemente al cuaderno porque hemos escrito por ambas caras.
El siguiente elemento común a todo buen sistema de toma de notas es la verticalidad. La disposición en diagonal de las ideas en el cuaderno es fundamental para que, con un solo vistazo, podamos identificar correctamente las distintas partes del discurso. Si anotáramos todo en horizontal sin ningún tipo de estructura, nos sería prácticamente imposible identificar y separar los diferentes elementos de una idea (quién habla, cuál es la acción principal, cuáles son los complementos, ejemplos, etc.). Así pues, siempre anotaremos quién es el sujeto en un primer «escalón», en el siguiente escalón anotaremos el verbo, y en el último nivel anotaremos todos los complementos. De la misma forma, para indicar que varios conceptos están relacionados, escribiremos siempre uno debajo de otro, a ser posible separados por una raya oblicua.
Por último, como elementos comunes destacaríamos la disposición de los conectores, es decir, aquellas palabras que nos marcan la relación entre una idea y otra, en el margen izquierdo de la página; y finalmente hacer una raya horizontal cuando una idea termina y comienza otra.
Una aliada, no una enemiga
Podríamos decir que lo que acabamos de describir es la columna vertebral de toda buena toma de notas. A partir de aquí, depende del intérprete decidir qué sistema quiere adoptar para tomar sus notas. Existe todo un lenguaje de símbolos, algunos muy extendidos entre los intérpretes, que se utiliza para tomar notas en lugar de escribir texto. Como siempre que aprendemos un idioma, requiere tiempo adquirir destreza e interiorizar los símbolos para cada concepto, y es por ello que algunos intérpretes prefieren optar por escribir, si bien normalmente lo hacen acortando las palabras (utilizando abreviaturas o quitando las vocales, por ejemplo).
En cualquier caso, lo más importante es que elijamos el sistema que elijamos, la toma de notas debe ser siempre una herramienta que nos facilite la tarea de interpretar, y en ningún caso un obstáculo. Si quieres aprender más sobre la toma de notas, no te pierdas nuestros cursos de Experto en Interpretación de Conferencias. ¡Te esperamos!