Seguro que has oído muchas veces el término “localización” en relación con el ámbito de la traducción. ¿Tienes claro cuál es la diferencia entre traducción y localización? Si necesitas ayuda para distinguirlas, nosotros te ayudamos.
Muchas veces se habla de la localización como un tipo de traducción que implica una “adaptación cultural”. ¡Como si no hubiera que hacer adaptación cultural en otros tipos de traducciones! Podríamos decir que la diferencia principal es una cuestión de medio. Con esto queremos decir que no tiene por qué ser solo traducción “sobre papel”, puede implicar la traducción del código de una página web o un videojuego (y ojo, que el código en sí, lo que hace que las cosas funcionen y se muestren como deben, no se traduce), o simplemente el formato (cambiar una imagen en una película, un diseño en un cartel, la tipografía…).
Se utiliza principalmente para adaptar el contenido que se quiere traducir a la cultura meta teniendo en cuenta cuestiones de marketing, por lo que la adaptación puede hacerse teniendo en cuenta a un segmento de público tan concreto como sea necesario. Mientras que en la traducción tradicional se tiene que tener muy presente el texto original, a la hora de localizar es más fácil separarse del original. Implica hacer que el contenido resulte familiar.
Por poner algunos ejemplos de cosas que se pueden localizar más allá de los clásicos:
- Localización de nombres: Cuando quieres vender tu producto fuera, algo a tener en cuenta es la posibilidad de cambiar el nombre. A lo mejor tu nombre tiene alguna connotación negativa en la cultura de llegada, o simplemente ya está registrado, como fue el caso de la película de Disney Moana, que en España, entre otros países europeos, se conoce como Vaiana. Quizá os suene más el caso del coche Mitsubishi Montero, comercializado originalmente como Mitsubishi Pajero.
- Localización de productos: grandes empresas como McDonald’s no comercializan los mismos productos en unos países o en otros. Un amigo mío en el Erasmus se llevó una gran decepción al descubrir que en Inglaterra no podía comerse una CBO, por ejemplo. Esto significa que a la hora de traducir o adaptar algo tan sencillo como un menú, habrá casi que rehacer uno nuevo con los productos correspondientes.
- El orden de las imágenes: revisar la estrategia de marketing para los países que leen de derecha a izquierda no está de más. Nadie querría venderse mostrando unas imágenes que deben verse de izquierda a derecha, o hacer unas instrucciones con dibujos en el orden incorrecto, ¿no? Acaba mal seguro. Cuentan que en los 70 una marca de detergente para la ropa decidió publicitar su detergente en el extranjero, concretamente en un país en el que hablaban árabe. Cuál fue su sorpresa al fracasar estrepitosamente con sus imágenes de una camisa sucia, otra en la que le ponían el detergente, y a la derecha del todo una en la que salía limpia. Por lo que sea…
- Los elementos no textuales en el cine: aquí vamos a hablar de dos ejemplos. El primero viene de El Capitán América: El Soldado de Invierno. En un momento dado, vemos una lista de cosas modernas que Steve Rogers, después de pasarse casi un siglo bajo el hielo, tiene anotadas para ir descubriendo. Son referencias a elementos culturales, principalmente de Estados Unidos, pero algunos son tan específicos, que el público de otros países no los entendería, así que para la distribución de la película se hicieron varias versiones de la imagen con una lista distinta según el lugar donde se fuera a reproducir.
Otro ejemplo de esto es la película Del Revés, de Disney Pixar. En esta película vemos un cambio más discreto. Hay una escena en la que el padre de Riley, la protagonista, siendo esta pequeñita, intenta darle brócoli para comer, clásica comida que los niños estadounidenses detestarían. Pero no es el caso de los niños japoneses, así que en Japón, se cambió la escena y en lugar de brócoli, Riley tenía que comer pimientos.
- Tipografía: ¿has pensado en el hecho de que unos idiomas ocupan más que otros? El español o el francés requieren de un 30 % más de palabras para expresar lo mismo que el inglés, mientras que el finés por ejemplo necesita un 30 % menos. No cambiar el tamaño de la letra puede suponer que las cosas no quepan o que no queden bien. Y ya si cambiamos de tipo de alfabeto… ¡Puede que haya caracteres que ni se puedan escribir con la misma tipografía!
Esto son solo algunos ejemplos de elementos que se pueden localizar y a los que prestar especial atención como localizador, pero hay muchos más. Ahora que entiendes mejor la diferencia entre la traducción tal y como la conocemos y la localización y sabemos que no son lo mismo, ¿qué opinas?
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