La traducción médica es una de las disciplinas más demandadas. Al final, la mayoría de los avances científicos han venido de la mano de la colaboración entre investigadores de todo el mundo, que para entenderse necesitan de la traducción médica. Hay muchos tipos de textos que requieren de esta rama de la traducción. Pero, ¿por dónde podemos empezar para dedicarnos a la traducción médica?
Es fundamental que un traductor médico atine con la terminología y la forma de expresar las cosas, y para ello debe conocer bien su campo. Y lo que le falte… puede suplirse con numerosos recursos. A continuación, te dejamos una lista con algunos recursos de consulta para ayudarte a que tus traducciones sean de 10:
Webs
- El primer lugar al que acudir para buscar la terminología adecuada, y quizá de los más accesibles, son las webs de las asociaciones de enfermedades o de sociedades de especialidades. Algunos ejemplos, tanto nacionales como de otros países, son la Sociedad Española de Oncología Médica, la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias, la Federación Española de Enfermedades Raras, o el National Cancer Institute de Estados Unidos. Dependerá de la temática de nuestro texto, pero es un buen sitio por el que empezar. Otra buena idea puede ser echarle un ojo a la web de la OMS, de la Agencia europea del medicamento… Tienen muchos datos muy interesantes en varios idiomas.
- También tenemos nuestras propias asociaciones. Si no conoces la web de Tremédica, la Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines, ¡ya estás tardando en ir a buscarla! Ofrecen muchos recursos, como por ejemplo la revista Panace@ (http://www.tremedica.org/revista-panacea/indice/) dirigida por Fernando Navarro, especialista en traducción médica.
- Hay laboratorios que publican información sobre sus ensayos clínicos, lo que también puede resultar muy útil llegado el caso. Un ejemplo de ello es Novartis: http://www.novartisclinicaltrials.com/TrialConnectWeb/home.nov/
Diccionarios y glosarios
- Siempre tenemos la opción diccionario online, como el Stedman monolingüe en inglés, el MediLexicon International Ltd. o el DiccioMed, diccionario médico-biológico, histórico y etimológico de Ediciones Universidad de Salamanca.
- Para los más tradicionales, hay también muchos diccionarios impresos que se pueden consultar. No está de más tener tanto multilingües como monolingües y de sinónimos y antónimos. Algunos ejemplos son el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina, el Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina de Fernando Navarro, o el Dorland diccionario de idiomas de medicina bilingüe (inglés-español-inglés).
- Gracias a San Google podemos encontrar “tropecientos” glosarios de distintas temáticas que nos pueden ayudar mucho, sea nuestro texto sobre ensayos clínicos, biotecnología, genética, farmacología… Casi todos los laboratorios farmacéuticos tienen en sus páginas web glosarios con terminología útil.
Además de estos recursos, principalmente terminológicos, hay muchos otros materiales de consulta que os pueden servir, como guías de normas para traductores (¿sabes cómo escribir las palabras compuestas de terminología médica? ¿O qué hacer si te encuentras un gerundio en inglés que quizá no lo sea en español?), guías de falsos amigos para la traducción médica (ejemplo clásico, sí, pero no queremos que nadie con un resfriado en español acabe constipated en inglés sin poder ir al baño)…
Hay millones de recursos que nos ayudarán con nuestra especialización, pero desde nuestra experiencia, el punto de partida siempre debería ser la formación. ¿Le has echado un ojo al programa de nuestro curso de traducción médica? Sigue el enlace que te dejamos y no te lo pienses más. La receta para curar las ganas de aprender dice que hay que tomar TrabajoDuro 1g cada día y el diagnóstico del paciente al acabar el tratamiento-curso será muy favorable. ¡No te lo pienses más!
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